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Edgardo y el Profesor: desayuno alocado

En un pequeño y desordenado laboratorio, el Profesor estaba a punto de hacer una gran presentación. Su más reciente invención, la "Máquina del Desayuno Perfecto", estaba lista para transformar la forma en que la gente comenzaba su día. Con una simple presión de botón, la máquina prometía preparar el desayuno ideal: huevos, tostadas, jugo y café. El Profesor estaba emocionado y nervioso, pero confiado en que esta vez, todo saldría perfecto.

Edgardo, su ayudante grandote y torpe, estaba dispuesto a ayudar en todo lo que pudiera. Con sus enormes manos y una sonrisa ansiosa, se movía por el laboratorio. “¡Edgardo ayuda!” dijo con entusiasmo mientras el Profesor le daba instrucciones.

“Perfecto, Edgardo. Solo coloca los ingredientes en los compartimientos correspondientes”, indicó el Profesor. “Primero, pon los huevos en el compartimiento de los huevos. Luego, el pan en el de las tostadas.”

Edgardo asintió, pero al mover un frasco de aceite, tropezó con un cable que estaba conectado a la máquina. “¡Ups!” dijo Edgardo, mientras el frasco de aceite se volcaba y caía sobre un conjunto de cables. El cableado comenzó a chisporrotear y la máquina emitió un pitido alarmante. El Profesor, viendo el caos, exclamó: “¡No, Edgardo! ¡Eso no era lo que tenía que hacer!”

Edgardo intentó ayudar, pero su torpeza solo complicaba más las cosas. “¡Edgardo ayuda!” volvió a decir, tratando de limpiar el aceite con un trapo. Sin querer, Edgardo movió la palanca de control de la máquina y activó el modo de alta velocidad. Los huevos empezaron a girar a una velocidad frenética, y la máquina comenzó a hacer un ruido ensordecedor.

El Profesor se apresuró a detener la máquina, pero al intentar apagarla, el jugo de naranja se derramó por el suelo, creando un charco resbaladizo. Edgardo, intentando evitar el charco, tropezó y cayó en una pila de pan, que salió volando como proyectiles.

“¡Edgardo, por favor!” gritó el Profesor, viendo cómo las tostadas volaban por el aire y el café empezaba a derramarse por todos lados. La máquina, que antes estaba calmada, ahora estaba en plena revolución. “¡Tienes que dejar de mover cosas!”

Pero Edgardo, tratando de hacer algo, pensó que podría ayudar ajustando un par de perillas en la máquina. Al hacerlo, activó una función desconocida que hizo que la máquina comenzara a mezclar todos los ingredientes a la vez. Huevos y pan se encontraron en el mismo compartimiento, el jugo comenzó a burbujear y a salir disparado, y el café se transformó en una fuente que lanzaba chorros por el aire.

El laboratorio estaba hecho un caos total. Los ingredientes estaban esparcidos por todas partes, y el Profesor estaba tratando de mantener la calma mientras trataba de reparar la máquina en medio del desastre. Edgardo, con los brazos llenos de comida, seguía intentando ayudar, pero solo terminaba enredándose más en los cables y los ingredientes.

“¡Edgardo ayuda!” gritó una vez más, mientras accidentalmente chocaba con una mesa llena de frascos, que se derramaron y agregaron más desorden a la escena.

Finalmente, después de mucho esfuerzo y muchos intentos fallidos de detener el caos, el Profesor logró apagar la máquina. El laboratorio estaba cubierto de una capa pegajosa de ingredientes y el Profesor estaba completamente empapado de café y jugo.

“Bueno”, dijo el Profesor, mirando alrededor y tratando de contener una risa nerviosa. “Parece que mi máquina del desayuno necesita algunos ajustes adicionales.”

Edgardo, avergonzado pero aún con una sonrisa, se acercó al Profesor. “Lo siento mucho, Profesor. ¡Edgardo ayuda, pero parece que no siempre sale bien!”

El Profesor miró a Edgardo, viendo el desastre en el laboratorio y el sincero arrepentimiento en su rostro. A pesar de todo, no pudo evitar sonreír. “No te preocupes, Edgardo. Los grandes inventos a veces pasan por grandes desastres. Al menos hemos aprendido algo nuevo sobre el funcionamiento de la máquina.”

Juntos, comenzaron a limpiar el caos, riéndose y compartiendo historias sobre los desastres que habían vivido. Y así, el Profesor y Edgardo continuaron trabajando en sus inventos, solo resta saber en que otras historias alocadas se involucraran estos dos compañeros.

Fin.

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